La mujer rural está teniendo un papel fundamental en la lucha contra el COVID-19. En cada rincón de Aragón, en cada pueblo, un ejército de voluntarias han reaccionado con energía y se han puesto manos a la obra para poner su granito de arena cosiendo mascarillas, batas … fabricando en sus casas materiales de protección para hospitales, residencias, efectivos de seguridad, protección civil, recogida de residuos, limpieza … Ese granito se ha convertido en una gran montaña de solidaridad que nos enseña la cara más amable de esta nueva realidad.
En época de crisis, ese trabajo circunscrito por lo general al ámbito doméstico salta a la luz una vez más y retoma el protagonismo que se merece. Se convierte en recurso de esperanza, en asidero a esta situación de alarma y de pandemia global.
Desde el programa CONCILIA, queremos expresar nuestro más sentido reconocimiento público y el sincero agradecimiento a todas ellas, porque cada hilván, cada puntada, cada mascarilla es un paso más hacia el final de esta lucha, hacia la luz que ya se empieza a dejar ver.
¡¡¡Muchas gracias de corazón!!!